¿Y si erradicamos los Yerbales?

Muchos de los “razonamientos” de los fundamentalistas de la ecología, que suelen ser aceptados sin mayores análisis por mucha buena gente, solo se sustentan en infantiles y endebles argumentaciones, que ante un simple ejercicio de pensamiento lógico caen en el absurdo.

Uno de esos “pensamientos” (con el pedido de disculpas a los pensadores), expresa que “para que queremos más represas si la energía no será para Misiones”.

Inmediatamente esos “ecologistas anti todo” sueltan un largo rosario de imprecaciones referentes a los supuestos “graves daños ambientales” que “inevitablemente” producirían las hidroeléctricas.

También se refieren a supuestas “prohibiciones” de construir nuevas hidroeléctricas en regiones tropicales y subtropicales, y resulta que eso fue una ponencia de la Secretaría de Medio Ambiente de Argentina, en las épocas de la muy soberbia y procesada por corrupción, María Julia Alsogaray, y presentada en Eco Río ’92 por su “primer colaborador” el conocido difamador de las hidroeléctricas, Héctor “Chiquito” Dalmau. O sea que esa “prohibición” es algo pergeñado por los mismos detractores que la exhiben como “una norma internacional”.

Otro de los tantos “razonamientos” recurrentes es la manifestación de “para que queremos represas si Misiones no va a consumir esa energía”.

Ese “razonamiento” es mentiroso a dos puntas. Por una parte, no es cierto que Misiones no vaya a consumir parte de esa energía eléctrica. ¡Sin duda Misiones necesita una parte nada despreciable de esa masa de energía, y las necesidades serán crecientes sin duda. Las estimaciones de crecimiento de un 60 % por década pecan de muy moderadas. Por diversos motivos muy bien fundamentados, puede afirmarse que el crecimiento de la demanda eléctrica en Misiones superará el doble cada década, o sea bastante más de 100 % de aumento del consumo cada 10 años.

Puesto en números, en la primera década, el piso del incremento será no menor a 1.900 GWh año, y en la segunda década se necesitarán como mínimo 4.000 GWh más. En buen romance esos dos incrementos –solo de Misiones- consumirán prácticamente la totalidad de la parte argentina de Garabí y Panambí. ¿Puede afirmarse que no necesitamos esa energía?

Pero por otra parte, afirmar que “no tiene sentido generar para el resto del país”, es tan absurdo como pensar que no debemos producir más yerba mate que la que consumimos acá, en la provincia.

Con los mediocres y absurdos criterios ultra ecologistas que suelen argumentarse, podría entonces afirmarse la “necesidad” de erradicar los yerbales, y reimplantar en su lugar el bosque nativo. ¡Me imagino los “aplausos” que recibirían los descolgados ecologistas fundamentalistas que llegaran a afirmar semejante disparate! ¡Pero la gente inocente y muy mal informada no alcanza a evaluar que negarse a utilizar nuestro enorme potencial hidroeléctrico –la mayor riqueza natural de Misiones- es tan absurdo e incoherente como proponer erradicar los yerbales…”por motivos ecologistas”!

Y es bueno recordar que las “alternativas” como las eólicas, las solares, el hidrógeno, etc., no son tecnologías sustitutivas; algunas de ellas son meramente complementarias, y otras están aún en fases tempranas de desarrollo, por lo que hoy son directamente inaplicables.

En castizo puro, oponerse a las hidroeléctricas es favorecer las instalaciones de más usinas termoeléctricas, que queman petróleo, gas o carbón; o peor aún, resignarnos al subdesarrollo crónico, con toda la miseria y la pavorosa contaminación que ello significa.

Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – F.I. UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – EN10
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – ICM

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